Unidad 3 Sesion 7 Actividad 2 Reporte
Unidad 3 Sesión 7 Actividad 2 Reporte
Edith Gpe. Zenteno Evangelista
¿Qué sucede con la base?
El cambio que va sufriendo durante el transcurso de los años en la edad de la población. De menor a mayor. Así como el aumento en el número de población a miles de personas.
¿Qué nos dice eso?
Que durante los años 1950 hasta el 2050 va a ver un aumento considerable en las edades de la población.
Si tuviéramos que diseñar un proyecto tomando en cuenta la pirámide poblacional ¿A qué sector de la población lo dirigiríamos para tener mayor impacto?
A la población de 20 a 40 años.
¿En qué año se registran más menores de 20 años?
en el año 2025.
¿En qué momento la mayoría de la población tendrá más de 60 años?
en el año 2050
¿De qué nos habla esto?
Las estadísticas que nos indican con la gráfica que en el 1950 se registraron menores de edad y en el trascurso de los años se van haciendo adultos mayores.
La mayoría de la población en el 2050 serán adultos mayores de edad por ende irán disminuyendo los menores de edad.
Reporte sobre la evolución de la población en México
El
cambio en la estructura por edad de la población.
Este proceso implica el
envejecimiento relativo de la población, influido sin duda por la inercia demográfica.
La población infantil (0 a 14 años)
comenzó a decrecer a partir del año 2000 y entre ese año y 2050, se espera que
disminuya de 33.6 a 20.5 millones.
Los jóvenes (15 a 24 años)
iniciaran esta transición a partir del 2011, se estima que entre 2010 y 2050
este grupo pasara de 20.2 a 14.1 millones.
Los adultos (25 a 64 años),
que actualmente suman 48.2 millones, continuaran creciendo hasta la cuarta década
del presente siglo cuando alcancen su máximo de 65.2 millones.
El grupo de adultos mayores
(65 años y mas) tendrá el crecimiento más alto en la primera mitad del siglo
XXI. El monto actual de 5.8 millones se verá cuadruplicado en 2050, cuando la población
ascienda a 25.9 millones.
Al cambiar el volumen y el
peso relativo de cada grupo de edad cambian también sus demandas y necesidades
sociales. El descenso de la población infantil abre una oportunidad única para
lograr mejoras considerables en la calidad y cobertura de los diversos
servicios orientados a asegurar el bienestar infantil, incluida la atención a
la salud materna, infantil y pediátrica y los distintos niveles de la educación
básica.
El crecimiento todavía importante
de la población en edad de trabajar aumentara la presión sobre los mercados laborales
y de vivienda, que obligara a la política de salud a adecuar sus programas para
atender las necesidades específicas asociadas con este estrato de población. La
evolución futura de la población de adultos mayores, cuyo crecimiento es el más
elevado, planteara enormes desafíos para las políticas sociales, ya que tendrán
que emprender un giro sustancial en su enfoque en la atención de las problemáticas
propias del envejecimiento. Se trata de ampliar la oferta de servicios ya
existentes, sino que habrán de incorporarse nuevas estrategias y programas que
permitan satisfacer las necesidades emergentes con oportunidad y equidad.
Las modificaciones en la
estructura por edades de la población están alterando la llamada razón de
dependencia demográfica, esto es que el número de mexicanos en edades laborales
comienza a exceder dos o tres veces al de personas en edades dependientes (menores
de 15 y mayores de 60 años). El valor más bajo de dependencia demográfica se
alcanzara alrededor del año 2020, para luego comenzar a elevarse, como
resultado del crecimiento de la población adulta mayor, lo que terminara por
cerrar esta ventana de oportunidad.
Si se aprovecha esta ventaja demográfica
de manera eficiente y adecuada será posible contribuir a impulsar un circulo
virtuoso de más empleo, más ahorro, más inversión, y nuevamente más empleo.
Se prevé que durante la
vigencia del bono demográfico, esto es entre 2000 y 2030, el número de nuevos
entrantes a la fuerza de trabajo sea de alrededor de 730 mil personas
anualmente. Ello implica que la creación de puestos de trabajo remunerados deberá
ser al menos de ese orden de magnitud o mayor para eliminar de manera gradual a
lo largo del tiempo el desempleo existente.
Si no se aseguran las
condiciones económicas y laborales apropiadas para aprovechar el bono demográfico,
la oportunidad no solo terminara por desperdiciarse, sino que el mismo podría transformarse
en un pagare demográfico que cobraría sus dividendos mediante el incremento del
subempleo y el desempleo en una sociedad en pleno envejecimiento.
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